Durante la fase 2, los grandes museos de la capital comenzaban a abrir con muchas precauciones. El Museo del Prado hizo una reestructuración en la disposición de sus obras, para ofrecer un recorrido más corto y controlado y de este modo garantizar la seguridad. En la imagen María Jesús, vigilante de sala, controla el cumplimiento de las medidas en la zona de la galería de Rubens y Tiziano.
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