Me llamo Sofía, tengo veintisiete años. Soy de origen marroquí, y tengo una niña de cuatro. Mi familia somos mi hija y yo. Cuando empezó la crisis sanitaria, me quedé en casa con mi niña. Al principio estaba muy nerviosa, y la niña también. Decidí limitar la televisión y las noticias. Solo veía muertos en los informativos, y me estaba afectando mucho. Dejé solo los canales de los dibujos, y en los generales solo veía qué normas había que cumplir. Empezamos a hacer actividades para despejarnos, pero la rutina era continua. En los días de confinamiento estricto no sabía cómo ir a comprar. No la podía dejar en casa sola, y tampoco llevarla a la tienda. Yo al principio veía las noticias, y me echaba a llorar. Pensaba que esto no se iba terminar. Pasé mucho miedo, y pensaba: si me pasa a mi algo, qué pasa con mi hija. No tengo vínculos familiares, tengo más conocidas que amigas. Hace poco he vuelto a trabajar. Tengo mucho cuidado, y estoy con mascarilla todo el tiempo.