A treinta y seis horas para empezar el nuevo curso escolar en época de pandemia en Cataluña, la situación podría describirse como caótica. El Departamento de Enseñanza ha derivado toda la responsabilidad a los equipos directivos de las escuelas e institutos, sin los recursos económicos y materiales suficientes para poder llevar a cabo todas las medidas necesarias en cuanto a distanciamiento social e higiene. La gran promesa, donde se decía que se les proveería de más personal, en algunos institutos se ha materializado en medio profesor. Durante esta última semana cada día se ha modificado el protocolo de actuación.
Clases donde habrá 30 niños, como las de informática, donde es imposible respetar la distancia social. Bibliotecas y gimnasios reconvertidos en aulas, patios donde parece que se encarcele a los niños. Y una frase que se repite entre docentes y directores: «estamos totalmente desbordados».