Una pareja de jóvenes se acurruca en un banco en la vía pública antes de tener que despedirse para volver a sus casas. Una escena que se ha vuelto corriente desde que al llegar la segunda ola del coronavirus se descartó un confinamiento estricto como el de marzo, y se pusieron en marcha otro tipo de medidas restrictivas, como cerrar las terrazas, que restaurantes solo pudieran preparar comida para llevar o limitar la movilidad implantando un toque de queda. En Cataluña, de diez de la noche a seis de la mañana no se podía estar en la calle salvo por causas justificadas.