Barcelona, Plaza España
24 Abril 2020
Vulnerables I
En marzo de 2020 cuando se declaró el estado de alarma y el inolvidable confinamiento domiciliario, ochenta voluntarios de la ONG Proactiva Open Arms realizaron más de veinte mil test de coronavirus en centros vulnerables de Catalunya. Este reportaje recoge lo vivido en algunas de las residencias de ancianos visitadas por las unidades móviles. El pánico e incertidumbre vividos por residentes y trabajadores se ve claramente en cada retrato. Personas vulnerables, desde trabajadores, voluntarios y residentes, todos frente a un enemigo invisible.

Un voluntario de la ONG proactiva Open Arms se dirige a su colaboración en residencias de ancianos. La imagen desoladora de las calles de la ciudad asemejan un film de ciencia ficción.
Los abrazos desaparecieron. Ellos de repente se quedaron aislados. Pero dentro la residencia el cariño y contención de los cuidadores es admirable.
Voluntarios de la ONG Open Arms llegan a una residencia de ancianos para realizar test de coronavirus.
El equipo de cuidadoras celebra que uno de sus residentes haya podido realizarse el test sin problemas. No siempre era fácil.
Zona restringida en una residencia de ancianos y material de desinfección indispensables para poder transitar.
98 años y la soltura del diálogo intacta. Preguntó a los voluntarios de la ONG Open Arms ¿Quiénes sois? ¿De dónde venís? ¿En Barcelona también hay virus?
Gerard, Voluntario de la ONG Open Arms realizan test de coronavirus bajo la atenta mirada de los espectadores.
Descanso.
Una residente sujeta con fuerza la mano de su cuidadora. Este vínculo es el más importante para los residentes en su día a día.
Confinados pero creativos. Durante la visita a esta residencia los ancianos realizaban dibujos. Una cuidadora, vestida con EPI completo, comparte actividad con una anciana.
En la sala de usos comunes los residentes descansan y se mantienen a la espera de su turno para el PCR.
En la sala de usos comunes, los ancianos descansan, miran televisión, pintan, leen. Encerrada y sin visitas esta anciana se entretiene con revistas del corazón.
Las manos de esta anciana reflejan claramente su perdida. Miles de historias por contar detrás de estas manos frágiles. La duda que nos queda es si fue el coronavirus quién la dejó viuda.
No todo es drama durante las visitas a residencias, existieron momentos de risa y alegría. No siempre las noticias eran malas. Muchas personas pudieron vencer el virus, muchas de ellas no lo contrajeron.
Un residente descansa en la zona de planchado. Este espacio le permite tener acceso a ventilación y luz solar.