Las primeras medidas tomadas para la protección de la población de riesgo fue cerrar a personas externas la entrada a residencias para la tercera edad, que fueron el colectivo que más sufrió durante la propagación del virus tanto en muertes como en el distanciamiento sufrido con sus seres queridos y familiares. En la imagen, una anciana mira el exterior desde un cristal después de la aprobación de dicha medida.