Una vez pasado el pico de contagios, una de las primeras medidas de la desescalada fue el poder pasear una hora por franjas horarias. Al poder pasear solo con el núcleo de convivencia, era habitual ver parejas paseando o padres y madres con sus hijos e hijas. Uno de los primeros días en que se permitió salir a pasear, mucha gente quiso aprovechar la hora disponible para visitar uno de los miradores de Barcelona. Un padre mira las vistas de Barcelona desde los búnkeres del Carmel.