Por primera vez en la historia el reloj de la Puerta del Sol, donado en 1866 por el relojero José Rodríguez Losada, no tuvo una multitud de testigos observándolo al dar las campanadas de fin de año. Todo ello fue debido a las restricciones provocadas por la pandemia de COVID-19 para evitar cualquier tipo de aglomeración. En la imagen, el maestro relojero de la Puerta del Sol, Jesús López Terradas, encargado de afinar el reloj desde 1997, ultima detalles pocos días antes de la Nochevieja de 2020.