El viernes de 13 de marzo de 2020 entró en vigor el estado de alarma decretado por el Gobierno español. Las mascarillas escaseaban y su precio era desorbitado. Durante una cobertura por el centro de Madrid me encontré con este hombre en la calle del Carmen, paseaba con un casco de astronauta de plástico indiferente a las miradas de los que se cruzaban con él. En su mano derecha lleva una bolsa de una tienda de artículos de segunda mano. Nunca sabré si decidió tomarse a broma la necesidad del uso de protección contra el virus o si realmente pensó que aquello era una buena idea.