En Madrid hay registradas más de cuatrocientas colonias de felinos a los que la COVID-19 les afectó su normalidad ya que desde que el 14 de marzo el consistorio decretó el cierre de los parques públicos de la capital, muchos de estos animales dejaron de recibir alimentos. Solo podían recibirlos de los voluntarios que poseyeran un carnet de coloborador emitido por el Ayuntamiento específicamente para esta finalidad, pero al no poder acceder a los parques, los felinos no podían ser alimentadados. Las asociaciones protectoras de animales tuvieron que presionar a la administración para que autorizara esta contingencia y los gatos pudieran ser alimentados.