Javier Jiménez y Alberto Martín, apicultores en Castiza, una empresa toledana, recogen miel de sus colmenas que gracias al parón industrial provocado por la crisis de la COVID-19 están duplicando la cosecha de años anteriores. Los aviones han dejado de volar, las carreteras están vacías de coches y las fábricas han parado sus máquinas. Estas circunstancias han provocado una mejora en la calidad del aire espectacular, la contaminación ha bajado a mínimos históricos y eso ha repercutido directamente en la floración de las plantas y en la vida de la abejas. Como resultado, una mejora muy notable, en cantidad y calidad, de la miel de este año.