Mi madre se partió un hueso de la muñeca y nos citaron el 27 de marzo para una revisión. A medida que la situación con el coronavirus empeoraba me llegaban noticias sobre anulaciones de citas médicas, mi madre se encontraba bien y tomó esa noticia con alegría, no le apetecía ir al hospital en esta situación.
El día antes nos llamaron y nos dijeron que teníamos que ir. Esa noche dormí poco, revisando todas las circunstancias con las que nos podríamos encontrar y cómo remediarlas; también vislumbré los escenarios, algunos muy complicados, mi madre tiene 72 años y mi padre 88, no podía existir el mínimo riesgo. A la mañana siguiente cuando la recogí estaba pálida, asustada y vulnerable.
La visita y el paseo dentro del hospital se nos hicieron eternos. Había un pasillo con pacientes de COVID-19 y nos dijeron de dar un gran rodeo para evitarlo. La revisión fue positiva y lo habíamos hecho todo bien, pero el agotamiento emocional era grande. Le hice esta foto mientras esperábamos.