Sillas y mesas recogidas en una terraza de uno de los bares y restaurantes que permanecían cerrados, mientras la incertidumbre por el tiempo que se mantendría el confinamiento, el posible miedo temporal del cliente a volver a reunirse en torno a una mesa y la situación económica posterior eran algunos de los temores de la hostelería valenciana una vez se pusiera fin al estado de alarma por la COVID-19.