Voluntarios del economato interparroquial gestionado por Cáritas en Torrent, preparaban alimentos para las personas que atendían, cuyo número aumentó por la pandemia causada por la COVID-19. Cáritas cambió el perfil de sus usuarios con la atención a jóvenes que se habían quedado sin empleo o afectados por un ERTE, mayores que vivían solos o apoyaban económicamente a sus familias y migrantes en situación irregular que se habían quedado sin ingresos a la espera de protección internacional.