Tanatorio Font de Mussa. Son las diez de la mañana y el Tanatorio Font de Mussa de Benifaio ya tiene previstos tres entierros para el día. Durante los primeros dáis del estado de alarma no tenían equipos de protección individual (EPI), pero ellos siguieron al pie del cañón solo con guantes y mascarillas. Felipe Meneses, de Funeraria Meneses, cuenta que «hasta que pasados 15 días el ayuntamiento no nos dio EPI, solo llevábamos los guantes y las mascarillas. No había forma de encontrarlos en el mercado. Ahora tenemos pocos y estamos reutilizándolos aunque no se deba, pero al menos tenemos». Los traslados de muertos por coronavirus entrañan alto riesgo, por eso llevan dos bolsas. Primero se coloca un sudario y, por encima, una bolsa de cadáveres judicial. Está totalmente prohibido abrir el féretro y, a diferencia de una muerte «normal», en la que los cuerpos pueden pasar un breve periodo de tiempo en el tanatorio para ser arreglados, los fallecidos de COVID-19 se entierran o creman directamente.