Manuel González recoge los enseres de su casa antes de ser desahuciado durante la pandemia de coronavirus y sin alternativa habitacional. Parado de larga duración, una deuda llevó a que su casa por más de treinta años fuera subastada y un pujador la comprara por 66.000 €, un precio inferior al 70 % que marca la ley española para subastas por impagos de la vivienda habitual del deudor. En dicha vivienda vivía Manuel junto a su mujer y a sus dos hijos, una de ellas menor de edad escolarizada.