La primera alta. Aquel día nos convocaron a la Clínica Virgen de Guadalupe para grabar un alta de un residente de la residencia de ancianos de Santiago de Alcántara… Día de miedo, al principio no nos atrevíamos a entrar. Día de homenajes a los sanitarios, les dimos las gracias en persona. Día de lagrimas, las de todos y, sobre todo, las de la nieta mayor del abuelo, que allí estaba. Día inolvidable de trabajo con mi querida María Hernando; también fue el primero de los dos juntos trabajando y el primero de una gran amistad que surgió entre miedos, grises y una pandemia.