Agricultores de diferentes pueblos se organizan de forma voluntaria y autogestionada con la colaboración de sus ayuntamientos que les suministran el producto desinfectante, como es el caso de Uruñuela, y de organizaciones agrarias como ASAJA, que están motivados por saber que ellos han de cuidar de su pueblo. La lista de voluntarios es larga aunque solo pueden salir cinco tractores con diferentes tipos de aperos con características específicas para las calles y zonas que van a desinfectar (calles anchas o estrechas, zonas con barandillas o mobiliario urbano…). El pueblo se divide en cinco zonas que cada uno de ellos conoce a la perfección, e insistiendo más en aquellos lugares más transitados.