El confinamiento del estado de alarma en este momento solamente permitía salir a lo esencial, entre lo que se encontraba sacar a pasear a los perros, lo provocó que personas que cultivan sus propios alimentos en sus pequeñas huertas en multitud de pueblos no pudieran acudir a su cuidado durante semanas. La recogida de lo plantado en invierno fue inviable así como la preparación de las tierras para la siembra y plantación de otros alimentos en el momento adecuado, lo que dejó a muchas familias sin esos productos naturales que abastecen muchas de las despensas en los pueblos de La Rioja.