Durante meses desde inicios del 2020 la afluencia de pateras a las islas Canarias se ha incrementado a unos niveles que se asemejan a los que viví en 2006 en la crisis de los cayucos. Durante aquella etapa viví a pie de puerto día tras día el éxodo y llegada de estos. Catorce años después la odisea de estas travesías continúa, los tiempos han cambiado y lo que empezó en los primeros meses como un goteo continuo se ha convertido en una avalancha, cuya noticia estos días ha traspasado las fronteras por las condiciones a pie de puerto que viven los inmigrantes. En algunas islas mi proyecto presenta un recorrido de algunos de los momentos que se han convertido en rutina en cada una de estas llegadas, ese recorrido que se quiere ocultar y que trato de visibilizar poniendo imágenes y rostros para que no caiga en el olvido. Es el rostro de un viaje que no ha hecho más que empezar cuando se toca tierra, cuando tras atravesar la ruta atlántica que se ha reabierto cobrándose vidas.