En pleno confinamiento, salir a hacer un recado es una de las razones para poder disfrutar de unos minutos de callejeo. Un niño saca una bolsa con ropa de su casa en pleno casco histórico de la ciudad, zona irreconocible sin gente y, sobre todo, sin los turistas que habitualmente pueblan las calles con más bares de toda Europa. Una Parte Vieja prácticamente desierta y con sus famosos bares de pinchos cerrados.