Barcelona, Barcelona
30 Abril 2020
Voluntarias en tiempo de pandemia
Ahora que se ha acabado el estado de alarma y nos encontramos en la llamada “nueva normalidad”, hay que echar la vista atrás en esta primavera. Durante los últimos tres meses hemos visto como el sistema se colapsaba y la administración no daba el alcance. Ante esta emergencia sanitaria, económica y social, las voluntarias han tenido un papel clave en la hora de reducir el impacto de la crisis de la COVID-19.
Berta, la Clara y la Marta han sido voluntarias de Open Arms, la ONG conocida por su misión en el mar protegiendo aquellas personas que intentan llegar a Europa. Durante la pandemia, pero, han realizado diferentes misiones con relación al coronavirus, se han unido a los equipos sanitarios que entraban a las residencias para salvar el mayor número vidas.
“Estábamos en nuestras casas sin hacer nada, queríamos ayudar en algo”, explica una de las voluntarias. Berta, la Clara y la Marta son estudiantes de 20 años que decidieron adentrarse en la aventura del voluntariado cuando las clases presenciales se pararon de manera indefinida. Durante aproximadamente un mes, su tarea ha estado realizar la comprobación de las macetas para la Fundación Lucha contra el Sida a diferentes residencias de Cataluña. A pesar de haber recibido solo una formación al respeto, la Marta explica que las residentes las ven como si formaran parte del personal sanitario; “no somos enfermeras”, recalca.
Un mes después de haber acabado, la Clara y la Marta nos explican la satisfacción que sentían al llegar a casa: “fue muy gratificante. La experiencia y la cura de la organización te hacían sentir que participabas de algo muy grande”. Por estas voluntarias el fin de semana no existía, descansaban días aleatorios o cuando lo pedían. “Por muy cansadas que estuviéramos, tanto física como mentalmente, sentía que el que hacía era muy necesario. Ahora, viste en perspectiva, estoy muy contenta de haber participado, he aprendido muchas cosas y he podido crecer en diferentes ámbitos” nos explica Berta.

A las 10:30h, Berta, una de les voluntarias, agarra el coche per ir a la residència.
Clara sigue el protocolo contado en la formación para ponerse el EPI.
Berta y Clara siguen el protocolo contado en la formación para ponerse el EPI.
Berta y Clara siguen el protocolo contado en la formación para ponerse el EPI.
Una vez vestidas con la rana, los zapatos, las dos mascarillas, tres guantes, gorro, bata y pantalla, entran a la residencia.
Una vez vestidas con la rana, los zapatos, las dos mascarillas, tres guantes, gorro, bata y pantalla, entran a la residencia.
Una vez vestidas con la rana, los zapatos, las dos mascarillas, tres guantes, gorro, bata y pantalla, entran a la residencia.
Se sacan todo el equipo de protección con cuidado dividiéndolo en diferentes bolsas según si hay que tirarlo o se puede lavar y reutilizar.
Se sacan todo el equipo de protección con cuidado dividiéndolo en diferentes bolsas según si hay que tirarlo o se puede lavar y reutilizar.
Se sacan todo el equipo de protección con cuidado dividiéndolo en diferentes bolsas según si hay que tirarlo o se puede lavar y reutilizar.
Test PCR que se ha usado por el estudio de la Fundación de Lucha contra el Sida a diferentes residencias de Cataluña.
Mascarillas y ropa de las voluntárias secandose en la nave de Vilassar.
Parrilla organizativa que hay a la nave, donde podemos ver el equipo de voluntarias 80 que forman las tres misiones realizadas por la ONG durante el momento de emergencia de la pandemia.
A la nieve de Open Arms de Vilassar se han aparcado las lanchas y salvavidas para dejar a los equipos de protección y tests PCRs.
La Clara y la Marta descansan en la nave de Vilassar después de una jornada.