Confinamiento y adolescencia

junio 19, 2021

Cuando entramos en el confinamiento empecé de manera espontánea pero obsesiva a fotografiar el día a día de nuestra familia, con dos hijos adolescentes. Un adolescente quiere espacio y amigos, todos sabemos que tienen un vinculo fortísimo con su círculo más cercano. Este círculo se rompió y mis hijos se vieron obligados a encerrarse con su familia en un piso durante noventa días. Esta serie narra estos momentos. Cada uno fue reaccionado de manera diferente, con altos y bajos bastante marcados. Mi hijo mayor abatido, el segundo explosivo y la tercera buscando dónde invertir su torrente de energía creativa. El conjunto familiar funcionó como núcleo de esperanza, pero hubo momentos de desaliento y angustia. Vivimos en una calle céntrica del Ensanche de Barcelona, pero estaba todo vacío, las ambulancias pasaban constantemente debajo de casa, teníamos un hotel medicalizado al lado. Intentamos mantener el orden y los horarios: desayuno, estudio, jugar a la pelota en el terrado, comida, estudio, jugar a la pelota, merienda, teléfono, mucho teléfono y a dormir. Fue y sigue siendo un momento distópico y es lo que quieren reflejar mis fotos; extrañeza, confusión, tristeza, soledad compartida, mezclado con momentos de afecto y energía intensa.

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