Las que cuidan
junio 19, 2021
Normalmente son mujeres y trabajan en entornos rurales. La COVID-19 ha demostrado lo que ya se sabía, pero muy pocos reconocían: que ellas son indispensables, las mujeres del servicio de atención domiciliaria. La pandemia se ha cebado especialmente con nuestros mayores. Protegerlos del contagio ha significado aislarlos de todo contacto social, y ellas han sido sus cuidadoras, sus ángeles de la guarda y, en muchas ocasiones, su único contacto con el exterior durante el confinamiento. Su trabajo ha trascendido el de la asistencia personal, para convertirse además en psicólogas y compañeras de una población de mayores que viven solos, donde a veces era más importante mantener una conversación que hacer la compra. Andalucía es la Comunidad Autónoma con mayor número de hogares formados por personas mayores de 65 años (casi un 18 % de la población) y solo en las provincias de Huelva y Sevilla más de 102.000 ancianos viven solos, casi siempre en los pueblos y zonas rurales, donde se concentra la mayor parte de la población envejecida. Durante la COVID-19 han prestado un servicio de tremendo valor humano y social, cuidando y ayudando en las tareas de aquellos que ya tienen algún tipo de dependencia. Han tenido que aprender a gestionar el miedo y la incertidumbre de trabajar con personas especialmente vulnerables a la COVID-19, sin la certeza de estar a salvo ellas mismas por desconocer si podrían ser foco de contagio. Han trabajado desde la responsabilidad y el deber de saber que esto era lo que tenían que hacer, y lo hicieron, vaya si lo hicieron, siempre con una sonrisa del que sabe su deber cumplido con creces.